lunes, 19 de julio de 2010

Sapa

Como no tuvimos tiempo de ver terrazas de arroz en China, no podíamos perdernos Sapa, famoso por sus arrozales, así que a la vuelta de Halong Bay, en Hanoi, nos fuimos directas a comprar el billete de tren con la mala suerte de que solo quedaban billetes en asiento duro. Los compramos y al día siguiente tomamos el tren a las 22:00 dirección Lao Cai para luego tomar un minibus a Sapa.

Aquel viaje en tren fue una experiencia un tanto difícil..No solo el vagón iba demasiado lleno hasta el punto que la gente se tiraba en el suelo a dormir, e incluso íbamos 4 personas en el sitio de dos, sino que había gente bebiendo 'rice wine' que luego gritaban y brindaban, otros jugaban a cartas como si les fuera la vida en ello, el calor era insoportable y solo había unos ventiladores en el techo que prácticamente ni se notaban, los bebes lloraban...Fueron horas que pasaron como días, el calor, la incomodidad, el ruido...no me dejaron dormir y a Olga tampoco.

Llegamos a las 7 de la mañana a Lao Cai donde muchos vietnamitas con sus minibuses trataban de coger a quién podían para llevarlo a Sapa. Conseguimos rebajar algo el precio inicial y nos montamos en aquella furgoneta para irnos a Sapa lo antes posible ya que aquella tarde, a las 19:00, teníamos el tren de vuelta a Hanoi, que conectaba con el tren que nos llevaría a Hoi An.

El viaje en minibus fue bueno, por los paisajes que vimos.Ibamos subiendo los montes que comenzaban a enseñar las primeras terrazas de arroz...la gente con sus trajes tradicionales y cestas andaba por aquellas carreteras..era muy bonito de ver, pero 3 de 10 personas que íbamos allí montadas vomitaron. Y no una vez sino unas cuantas veces...Digamos que el trayecto Hanoi - Sapa fue duro de llevar..

Finalmente llegamos a aquel pueblo, hambrientas y somnolientas. Encontramos un restaurante en la plaza principal donde desayunamos muy a gusto y tomamos el cafe vietnamita que tanto nos gusta. Comenzamos a hablar con el camarero que nos comentó que había un poblado a 15 km de allí, al que podíamos llegar sin problema si alquilábamos una moto y por lo visto las terrazas de arroz de allí eran igual de bonitas que la de los pueblos a los que llevan a los turistas que van en un tour. 15 minutos más tarde, ya teníamos a su amigo en la puerta del establecimiento, con la moto que nos alquilaría por 100.000 dongs.



Fue una decisión de lo más acertada. Sapa, es extremadamente turístico. Todas las mujeres llevan la ropa tradicional y van cargadas de souvenirs que intentan venderte a toda costa. Básicamente no puedes andar más de 50 metros sin que se te acerque una vendiéndote un bolso, unos pendientes, una pulsera o lo que sea. Y lo más triste es que se ven tanto abuelas como niñas..

Escapamos rápidamente de aquello y pusimos rumbo a aquel valle lleno de arrozales y poblados. La carretera no era la mejor, pero Olga está echa toda una campeona y supo llevar la moto perfectamente. Yo como buen paquete, no me moví ni di guerra en los momentos de tensión tipo charcos, piedras, barro...

Los arrozales comenzaban a asomar, la temperatura era buena ya que estábamos en altura y las únicas personas por aquella zona eran locales...La sonrisa comenzaba a asomar en nuetras bocas tras un viaje de penurias..





Por fin llegamos a Toan Dan, el pueblo que nos había recomendado aquel camarero.



En cuanto empezamos a bajar valle abajo nos encotramos con un río en el que los bueyes de agua se bañaban junto con los niños de la aldea. Una imagen muy entrañable.





Estos animales son de lo más pacífico a pesar de los cuernos y el tamaño que tienen. Nos acercamos a ellos y casi hasta posaron con nosotras. Fue muy gracioso.



Seguimos nuestro camino, cruzando el río y llegando al otro lado del valle. Arroz, arroz y más arroz...

Los familias viven con toda la calma y paz del mundo. Aquí se respira aire puro, silencio y de vez en cuando el ruido de una moto. Es muy agradable y el mejor acompañante para disfrutar del paisaje en nuestro caso, y para trabajar, en el suyo.



Subimos la ladera del monte y paramos la moto para sentarnos un rato y contemplar aquello. Habíamos encontrado lo que íbamos buscando. Arrozales en Vietnam en la más absoluta calma, nadie que quisiera vendernos nada a nuestro al rededor...Solo nosotras, las terrazas y los habitantes de la aldea.






Tras un rato de paz y de comentar lo mucho que nos gustaba aquello, comenzó la alegria, vinieron las sonrisas y el buen humor. Se nos había ido todo el cansancio y habían desaparecido todos males. Comenzábamos a disfrutar de Vietnam tras un mal comienzo..


Llegó el momento de volver a Sapa, para comer y devoler la moto a tiempo para tomar el minibús a Lao Cai, toda una pena..




Decidimos comer unos pinchos de verduras y carne a la barbacoa que resultaron estar muy buenos y nos salieron bastante baratos.

Devolvimos la moto y nos montamos en el minibús. Me llamó la atención la cesta que llevaba el hombre de al lado.

Llegamos a la estación de tren con tiempo para tomar un café y comprar algo de comida para poder cenar en el tren, ya que nos esperaban largas horas por delante. Desde las 19:00 hasta las 5:00 que llegábamos a Hanoi y luego tomábamos un segundo tren a las 6:00 dirección Hoi An que llegaba a las 23:00. Laaaargas horas de tren....
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